martes, 13 de noviembre de 2007

Los cadáveres del desdén



Pedro Díaz G.

Hace unas semanas, Orquidea levantó en mi la inquietud de responder ¿por qué un blog de suicidas? Textualmente, esto escribió:

¨Hola Pedro:
¨Ya leí tus cuentos, son muy buenos, sobre todo si lees primero el cuento y luego la nota, porque creo que en ellos se aplica muy bien eso de que "la realidad supera la ficción". Buena idea esa de volver cuentos las notas, creo que a nadie se le había ocurrido antes. Pero ¿porqué elegir ese tema? ¿Cómo le haces para conseguir las notas?
¨Creo que eres excelente narrador. Yo no se porqué no se te da el espacio en eme-equis para escribir más textos de ese tipo de narraciones periodísticas (bueno, no de nota roja, sino darle ese tratamiento a los temas que se abordan).
¨Saludos
¨Orquídea¨

Eran casi las cinco de la mañana. Era cierto, el por qué real, ni yo lo sabía. Lo supe al concluir estas líneas:

¨Gracias, Orquidea.
¨Y buenas noches.
¨Qué padre que te estén gustando y de verdad sí creo que el darles un pequeño toque de fantasía les ofrece un estatus como de verdaderos cuentos sacados de la imaginación. Es verdad, toda realidad es muy superior.
¨La idea de hacer este tipo de tratamientos yo sólo se la había leído antes a García Márquez, quien en un par de libros, Crónicas Costeñas, recopila lo que escribía en el periódico de su pequeña población en Colombia.
¨Él era una especie de redactor al que le llegaban entonces, por allá de 1938, las informaciones vía cablegráfica, o quién sabe cómo, hasta la redacción. Algo similar a los despachos informativos de UPI, AP, ANSA, EFE y un tremendo etcétera.
¨Yo supongo que nos pasaba lo mismo al leer la nota. Te quedas con un vacío de información, con una serie de preguntas, con tantas dudas y sospechas, que sucede algo inevitable.
¨Cuando terminas de leerlo te dices: no, esto no se cuenta así.
¨Al lector debe llegarle con más rasgos, con mas intensidad, con quizás más interrogantes pero ese texto, en este caso, de suicidas, debe leerse como algo de verdad trágico que se mueve en ese umbral intangible de los minutos rotos.
¨Es la muerte. Y por ella rondan todos nuestros fantasmas.
¨A ella se deben sacrificios y oraciones.
¨Los escribo también porque siento que es un humilde homenaje a estos seres incomprendidos por todos. Leerlos en notitas tan simples me irrita; es como enterrar a tus muertos y olvidarlos horas después. Es como desdeñarlos.
¨Yo trato de reivindicar un poquito sus heridas, que deben ser infinitas.
¨Por eso decidí hacer estas historias, por eso no las arranco de mi mente sino de la cotidianidad.
¨¿Por qué el tema?
¨Por fuerte, por extravagante, por inasible. Porque no muchos reporteros, aún los de verdadera nota roja, se regocijarían con el lenguaje que gira a través de los ojos de estos muertos, los que deciden, un día cualquiera: no más.
¨Es irónico, pero escribir de suicidas me ata a la vida. Lo empecé a hacer un fin de semana después de dos eme-equis sin publicar ni una nota y el día anterior, que fue viernes, me sentí transparente en la redacción.
¨Casi me deprimía. No sabes cuán feliz me siento cuando termino cada historia.
¨Van unas cuantas, pero cómo las disfruto. Me inyectan energía, me brindan un sinnúmero de sensaciones. Hacen que la euforia por escribir se me desborde.
¨Son pequeñísimas piezas de ese complejo rompecabezas con el que se supone está hecha la vida.
¨El Peter no te vayas, como título, sólo una ironía más.
¨Para permanecer, caprichosa excentricidad.
¨Yo que te quería decir que esta semana había sido terrible, por la carga de trabajo --pero feliz porque llevo dos textos casi maravillosos, y uno más que si no se lo enseñas a nadie hasta que se publique, te lo mando mañana que esté en la oficina--, y que estaba a punto de dormir pues tengo que levantarme temprano, terminé contándote los secretos de este blog, mi nuevo y más intrigante juguete. Cómo consigo las historias, en gmail tengo palabras como suicida, carta póstuma y otras relacionas con el tema y cada día aparecen algunos casos. Elijo el que más me llama la atención y en ese mismo momento lo escribo. De principio a fin.
¨Cuídate mucho. Un abrazo tan grande como el asombro, que no debe perderse jamás,
¨A tus órdenes,

¨Peter no te vayas¨